Para poder conocer una lengua es necesario, pues, adentrarse en la o las culturas correspondientes. ¿Y qué mejor herramienta que el teatro?
Utilizado en sus orígenes para reforzar la identidad y cohesión social de sociedades primitivas, tiene todavía función de sociabilización de las relaciones humanas. Así, ofrece todas las herramientas necesarias para descubrir, aprender y practicar un idioma y su cultura. Tiene algo mágico… en un curso de teatro se puede viajar, cambiar de piel, simular… se potencia la imaginación, la escucha, el diálogo, a la vez de trabajar el lenguaje verbal y corporal.
En otras palabras, se crean situaciones que permiten descubrir culturas, vivir los idiomas poniéndose en el lugar del otro y así desarrollar la empatía necesaria para adentrarse y entender códigos, referencias y gestos perteneciendo a otro sistema socio-cultural.